Palazzo Regazzo

Esta imagen muestra una representación estilizada de un edificio monumental que recuerda a la arquitectura clásica, en particular a los templos grecorromanos. Combina elementos tradicionales con un estilo de pintura moderno y expresivo.
En este caso, el edificio representado representa la estabilidad, el orden y la herencia de la cultura humana.
Los detalles en oro y blanco representan pureza, majestuosidad y pretenden enfatizar lo positivo a través de la santidad. El uso del oro le da a la imagen un aura sagrada o preciosa, mientras que el negro del fondo crea profundidad y contraste para representar lo divino o lo desconocido.
Las líneas dinámicas, ligeramente borrosas, pretenden deliberadamente hacer que el edificio parezca un recuerdo o una visión. La alusión a la fugacidad pretende señalar que incluso lo monumental está, en última instancia, sujeto a cambios. El elemento central y la representación en perspectiva atraen la atención del espectador hacia el interior del edificio. Esta es una invitación a la reflexión, una “entrada” en un espacio espiritual o emocional.